jueves, 15 de abril de 2010

Charcos inmundos adornan calles

Que llueva no es algo tan malo para todo el mundo, hay quienes encuentran el romanticismo de ésta dormitando mientras escuchan el franco lagrimeo del cielo.
Yo, desde mi humilde parte me resulta imposible hacerlo ya que únicamente puedo descansar ante el silencio de la ciudad de Comala. Por eso mismo que con todo el esfuerzo que conlleva me encargué de montar una sala de ensayos en mi habitación.
Admito que es una cuenta pendiente, algún dia lo haré. Igualmente todavia tengo la capacidad de aislarme y volar lejos, pero eso no es lo que importa ahora.
La cuestión es que cuando llueve tengo una extraña tradición, desde los quince años que cuando nos escupen de arriba salgo a caminar sin rumbo fijo por las sucias y patinosas calles, me levanto todos los días, si, todos, y abro la ventana para ver si lloverá, al ver que no, vuelvo a mi cama abrumado sin ganas de existir.
Si ustedes supieran, lo que es meditar bajo la lluvia, cuando las gotas caen mojando tu mugroso pelo y brindándote la grata sensación de estar vivo.
Salgo del trabajo solo esperando que la lluvia caiga desde cualquier día soleado como cualquiera, y ver como mis compañeros corren a salvarse debajo de alguna inútil parada de colectivo o de algún diario viejo como si fuera un bombardeo y unas estúpidas gotas pudieran hacerles algo.
Ya tan acostumbrado a sobrevivir de ésta manera, comiendo con la miseria que gano, pidiendo algunos créditos, algunos adelantos, rompiéndome las manos y sin poder pensar voy sobrellevando mi vida, espero que nunca les haya pasado de tener la cabeza vacía, de tratar de emitir un pensamiento y de la labia tan solo salga un ruido casi imperceptible.
Claramente es mi salvación, pensar cada tanto, cuando llueve, tanto que desearía ser un fumador para poder pedir cigarrillos a quienes se esconden de las gotas para poder caminar aun más, y esperar que se inunde la ciudad por completo y nadar como un pez, como un pez que no quiere volver más a su mugre cotidiana, perdiéndome definitivamente en alguna esquina para siempre.

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